A riesgo de quedar como una ñoña vomita arcoíris, voy a empezar esto diciendo que estoy
enamorada de la idea del amor. Si, si. ¿Es ridículo pensar que un día en el que justamente
llueva y las gotas me peinen el pelo para que me quede increíblemente sexy, va aparecer
un increíble chico y me dará el beso que llevo esperando toda la vida? Bueno puede que
sí, pero dicen que siempre nos quedará soñar no? Y es que nunca he sido de las que no
dicen te quiero por miedo a que no sientan lo mismo o de las que no cogen de la mano en
público porque ahora se lleva lo de ser un tía dura que confía en si misma, que huye de
los estereotipos y que no necesita a un hombre para reafirmar su seguridad. Soy de las
que cogen de la mano, besan y esperan que le regalen flores el día de san Valentín
simplemente porque me cansa que solo hayan cosas malas de las que hablar. Sé que
tenemos que concienciarnos de que las cosas están muy mal y de que probablemente no
encontraré trabajo al salir de la facultad y que tendré una hipoteca que me durará toda la
vida pero que no puedo quejarme porque hay sitios en los que ni siquiera tienen para
comer. Sé que esto es lo que nos espera pero solo tengo 18 años. Es ahora cuando tengo
que enamorarme, equivocarme, suspender, cambiarme de carrera porque estoy segura de
que me habré equivocado, hacer un curso de biología porque por algún motivo sigo
pensando que debería ser médico y no abogada, prepararme una mochila convencida de
que puedo salvar el mundo marchándome a África... Solo tengo 18 años. Y estoy llena de
cosas buenas para compartir así que dejarme tener 18 años y portarme como una cría de
13. Dejar que me enamore y que piense que solo es amor lo que el mundo necesita y
dejarme que intente salvarlo y dejarme que crea que algún día voy a despertarme con la
persona a la que más amo a mi lado. Porque está muy bien no seguir las normas y ir en
contra de lo establecido pero yo... yo quiero seguir enamorada de la idea del amor.